La Princesa Mononoke: Una mirada a la degradación ambiental y humana

"La vida es sufrimiento y dificultades, el mundo y el hombre están malditos, pero aun así insistimos en vivir".

- 'Princesa Mononoke', (1997)


Durante el período Muromachi (1336-1573), Japón se encontraba en constante progreso y, mientras se establecía el comercio y la agricultura, a su vez comenzaba una fragmentación de poderes, misma que incitaba a una guerra la cual, en consecuencia, y por la demanda de suministros, ocasionó que los bosques sufrieran de deforestación. Miyazaki retrata este panorama conflictivo en la Princesa Mononoke (1997), donde se nos plantea el eterno conflicto que existe entre la Naturaleza y la destrucción que ocasiona el ser humano a la misma. Lo anterior, resulta en una mera reflexión a las distintas formas de aprovechar los recursos naturales y coexistir con las posibles consecuencias. Sin embargo, no son las únicas cualidades que salen a relucir durante toda la película.


En primera instancia, encontramos un personaje que busca el equilibro entre los humanos y la naturaleza, hablamos de Ashitaka, un joven príncipe perteneciente a una tribu de las montañas, quien se ve en la necesidad de salir a encontrar su destino, todo gracias a un Tatari Gami, que definiremos como un ser malvado. Aquí abrimos un paréntesis para mencionar que éste era un Dios Jabalí llamado Nago, el cual se encargaba de proteger al bosque y en su intento de hacerlo es contaminado con una bola de hierro, producto de un disparo de Lady Eboshi, a quién más adelante mencionaremos. A raíz de esto, comienza la transición de ese Dios protector del bosque a un ser maligno (el llamado Tatari Gami) que destruye todo a su paso, movido por el odio.  

Algo que caracteriza al personaje de Ashitaka es su alce llamado Yakkul y sus flechas, que curiosamente lo llevaron a contraer una maldición al ser lanzadas contra el Tatari Gami con el único fin de proteger a su pueblo. Podría pensarse que la maldición que este ser lanza sobre el joven príncipe, debería ser un punto crítico en la historia, pero me atrevo a decir que es el punto clave para entender el sentido de la existencia de Ashitaka, ya que después de ese momento es exiliado de su tribu y la película se torna en una aventura para romper su maldición.

        

Pertenecer

Enfocándonos en el príncipe, tras recibir la maldición, se le excluye y tiene que cortar su cabello frente a la anciana Lady Gi y líderes, deja atrás lo que era y su sentido de pertenencia hacia ese lugar le es arrebatado. Aquí es donde la Princesa Mononoke, también conocida como San, perteneciente al clan del Dios Moro (lobos), se relaciona con este personaje; ambos son dos seres excluidos y podrían identificarse más fácilmente. No obstante, cada uno de ellos tiene un proceso diferente de percepción ante la situación, ya que ella fue abandonaba por los humanos para que los lobos la devorasen y, a pesar de su naturaleza salvaje, decidieron adoptarla.  


Por el lado de Ashitaka, a partir de su exclusión, vemos cómo renace un nuevo ser que se convierte en mediador de una guerra. Tal como se menciona en la película: no hay forma de cambiar su destino, pero sí de ir a buscarlo. Por otro lado, con San, vemos su naturaleza violenta al defender el bosque y a todos los animales que lo habitan, aunque eso implique enfrentarse a los humanos a muerte. La relación de estos dos personajes es inestable al principio, porque San no confía en los humanos, hasta que Ashitaka se encuentra gravemente herido y ella, al querer matarlo, recibe un halago de su apariencia física. Cabe aclarar que los lobos mencionan que es fea, pero, cuando este personaje ya no se percibe a sí misma como alguien poco agraciado, puede tener una relación más armoniosa con Ashitaka conforme avanza la historia.


Retomando su naturaleza, aunque fue criada por lobos e intente parecerse a ellos con su capa que simula el pelaje y su collar que se asemeje a colmillos, no deja de ser humana. Entonces, se esconde tras una máscara que es igual al rostro de los kodamas, seres diminutos que habitan el bosque por lo tranquilo y pacífico que es. Podríamos asumir que eso es lo que ella busca, inconscientemente, y por ende decide adoptar este elemento. Sin la Princesa Mononoke, Ashitaka hubiera fallado al querer enfrentarse a su destino, ella fue un elemento importante del bosque que logró rescatar la oportunidad de un nuevo comienzo. Lo interesante de San, es su capacidad para entender la crueldad que los humanos ejercen y el dolor que causan, asumiendo la responsabilidad de proteger esa parte herida.


“Los árboles gritan de dolor al morir, pero tú no puedes oírlos.” 

                                          -San

Los dos príncipes se convierten en uno solo para restaurar el equilibrio de las cosas, aun así, no son exclusivos del otro, más bien su fusión tiene un fin y cuando este se cumple, cada uno retoma su camino.


Sed de poder

Durante toda la historia vemos partes divididas entre los diversos personajes, desde el bosque con los humanos, hasta un conflicto entre los humanos mismos. El primer ejemplo que tenemos es el de Nago, un ser contaminado, producto de una guerra por el dominio de las tierras que los animales habitaban y gracias al ataque de Lady Eboshi, quien fabrica armas para tomar territorio a base de violencia, marca el destino del jabalí con una bala, mismo que a su vez es convertido en Tatari Gami, pudriéndose y no teniendo misericordia de nadie.



La causa de esa sed de poder de Lady Eboshi, en un inicio se tiende a justificar con el proteger a los suyos, es decir, a las mujeres que compra como esclavas y las hace libres de servir. Lo negativo en esa pequeña sociedad que forma con ellas, son las duras y largas jornadas de trabajo a las que son sometidas, aunque no se les vea sufrir, es la aproximación a la libertad que nunca tuvieron. Cabe aclarar que trabajan el hierro, el fin de la líder es poder extenderse y ser indestructible, aunque esto implique destruir la naturaleza. Dentro de esa sociedad, también encontramos a los esposos de las mujeres, quienes luchan a lado de Lady Eboshi, pero son dejados atrás en cualquier situación que resulte en desventaja para ella. También, no hay que olvidar a los leprosos que son sanados y vendados por ella, quienes se dedican a fabricar las armas con las que sale a tomar territorio. Gracias a esto, es posible que funcione el sistema que ella creó, ofreciendo ayuda, pero obteniendo beneficios que le son dados de corazón por sus protegidos.


Lady Eboshi es un personaje al cual la sed de poder le nubla la razón y hace el trabajo sucio de otros. Al decir otros, nos referimos a al personaje de Jiko Bou, un hombre que sale de la nada y representa a Shiso Ren, otro hombre de poder que está interesado en atrapar al Shishi Gami o bien conocido como el Dios Ciervo. Una criatura que puede dar vida o muerte, a su vez, es el dios más poderoso del bosque y, por ende, quieren su cabeza, pero para no arriesgarse y morir, hacen creer a Eboshi que ella lleva las riendas del mando, por lo cual debe enfrentarse ella sola al Dios. Aquí podemos ver como el ser humano busca querer controlarlo todo, incluso haciendo cosas que afecten el equilibrio natural de las cosas.




Mensaje violento y reflexivo

En toda la película la violencia está presente en distintas situaciones, además de contener imágenes muy gráficas de miembros mutilados, dejando ver esa realidad violenta que se vive cuando el odio se apodera de cualquiera, incluso en los animales que deciden defender su hogar, aunque eso propicie su muerte. Un claro ejemplo es Moro, quien al ser herido culmina su venganza arrancándole un brazo a la Dama Eboshi.



El creador no deja pasar la oportunidad para que el espectador genere una reflexión acerca del medio ambiente y la explotación de los recursos. Por otro lado, deja ver que el rencor y odio termina destruyendo a quien se deje llevar por ellos. Miyazaki, nos muestra un escenario final, en el que puede haber un equilibro entre la naturaleza y el ser humano.

La esencia que la película evoca, es un salvajismo que nosotros como humanos solemos poseer, además de nuestra conexión con la naturaleza y lo mágico que resulta adentrarse en el seno del bosque, admirando la belleza de la flora, fauna y los elementos que componen el escenario, sin duda alguna, es importante saber apreciar los detalles que están implícitos en la película. Por otro lado, aprender de los personajes en cuanto a la forma en que procesan sus vivencias y emociones, para así, nosotros identificar, si nos encontramos cegados por el deseo de la ambición como Lady Eboshi o cualquier otro personaje en sus circunstancias y, sobre todo, tal como San, saber cuáles son las la máscaras que creamos a partir de los momentos más difíciles de nuestra vida y, de esa manera, poder indagar en nuestro auto descubrimiento. 





 

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