"Teatro": Una historia de desamor

Desde hace tiempo que mi tesis de vida, cosmovisión, o como quieran llamarle, está cimentada en la máxima del oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Afortunadamente en los últimos meses he vivido situaciones límite que me han llevado a complementar dicha frase con: “Sánate a ti mismo y libérate a ti mismo”, lo anterior gracias a que he comprobado que realmente nosotros tenemos las respuestas para todas las preguntas que nos puedan acechar, en torno a la manera en la que percibimos y nos relacionamos con el mundo exterior, el cómo lo interiorizamos y lo hacemos parte de nosotros (para 'bien' o para 'mal' y dentro de ese proceso está también el de la vinculación con el otro. No me refiero a las relaciones sociales que vienen de fábrica (como con la familia nuclear, por ejemplo) sino a las que nosotros creemos elegir, las que cobran, en ocasiones, más trascendencia para nuestras vidas, es decir, la de los amigos y, en mayor medida, la de una pareja.

En mi última entrada del blog, les platicaba sobre “Susurros del Corazón” (Kondō, 1995) (https://senecabeso88.blogspot.com/2020/06/susurros-del-corazon-una-invitacion.html) y cómo era utilizado el género teatral del Melodrama como herramienta narrativa para dicho anime. A su vez, les mencioné que la pareja protagonista representaba los ideales en torno a una relación romántica, donde ambos se apoyan, buscan el bienestar del otro en más de un sentido, fortalecen sus autoestimas para, de manera deliberada, conseguir una meta en conjunto pero sin que se propicie la codependencia, no, aquí cada uno tiene su propia esfera de vida donde pueden avanzar de manera paralela sin convertirse, de pronto cualquiera de los dos, en una inesperada línea tangente que trunque el avance individual.

Lo delicioso del Melodrama es que, debido a su carácter universal, puede hablarnos prácticamente de todo a través de la exaltación de las pasiones y, si con “Susurros del Corazón” exaltó al amor, con “劇場” (Yukisada, 2020) [La traducción literal es “Teatro”, sin embargo, para fines de comercialización internacional, añadieron el subtítulo de “Una historia de amor”] se exalta lo contrario: El desamor.


Cabe destacar, que me encontré con la película por casualidad una noche que buscaba algo para ver y me llamó la atención el título relacionado con el Teatro (¿a quién no?),  yo esperaba algún Melodrama básico o incluso con características de los populares 'K-Dramas' o Doramas, no soy muy conocedor de los anteriores, sin embargo, les aseguro que estamos ante una película que va más allá de ser algo simplón.

 

LA TRAMA: INCARDINANDO A LA FICCIÓN CON LA REALIDAD

La historia se desarrolla en Tokio, Japón y nos presenta la vida de Nagata, un chico que tras el consejo de un amigo en el bachillerato (Nohara, mismo que lo acerca al mundo de las artes) decide convertirse en dramaturgo independiente, y es aquí cuando sentí mucha curiosidad personal por conocer cómo era (o cómo se retrataba en cine) la vida del artista independiente nipón, debo confesar que tenía fe y esperanza de que, al tratarse de un país de Primer Mundo, la situación fuera diferente a México… no fue así: la situación que vive Nagata es prácticamente la misma que viviría (vive) un artista independiente que pretende sólo vivir de su trabajo artístico en México: deplorable. Él, junto con Nohara y otros tres actores amateurs, fundan una compañía de Teatro que realmente nunca conseguiría el éxito que hubieran esperado, incluso les va peor de lo que imaginaban; tienen malas críticas, poca asistencia de público, etc. Cabe destacar, que ese proceso es prácticamente un símil de lo que se hace en México al iniciar una compañía independiente (con suerte y no ocurre lo segundo) y en ese momento saltó a la vista una de las temáticas en la película: La situación de los jóvenes ante la falta de empleo… y que conste que no son jóvenes mexicanos, son jóvenes japoneses, así que, si ellos sufren… ¿qué nos depara a nosotros?


Sin embargo, desde la primera toma, sabemos que Nagata de por sí no la está pasando bien y no es sólo por el Teatro: De manera deliberada se nos presenta a un personaje que no genera para nada empatía o agrado en ninguna de sus tres esferas: A nivel físico tiene el aspecto de un pordiosero, a nivel social él mismo se cataloga como pobre (estoy seguro de que es muy diferente ser pobre en Tokio que en México) y a nivel psicológico inicia cuestionándose: “¿Cuánto tiempo durará?”, “¿Cuánto tiempo duraré?”, ¿Cuándo volverá a abrumarme mi ansiedad?”. Esa presentación de personaje me dejó claro otro tema muy interesante en nuestra vida contemporánea: las enfermedades mentales en los jóvenes o, mejor aún, los jóvenes que creen tener enfermedades mentales.

Si hoy en día alguien entra a Facebook, no pasará mucho tiempo para que se encuentre un 'meme' que haga burla irónica, y con un humor muy negro, acerca de la depresión, ansiedad, tendencias suicidas, etc., parece que ese tipo de humor, representado a través de un 'meme', es la nueva pauta que guía a los jóvenes pubescentes y adolescentes en México. El hecho de expresar “tengo ansiedad” se ha convertido en algo tan trivial como decir: “tengo comezón en el trasero”, y ya es algo tan cotidiano que abruma, asusta y hace que, cuando alguien realmente la padezca, no pueda identificarla o le provoque un daño aún mayor porque cualquier situación cotidiana, que salga de los frágiles límites del autocontrol actual, ya es una situación de “ansiedad” o “depresión”.


En el caso de Nagata, pareciera que el joven tiene un cuadro de distimia, propiciado por un desconocimiento total de su persona, lo último quedará al descubierto cuando, en los primeros tres minutos de la película, conoce a su contraparte: Saki, una chica linda, vivaracha, sonriente, alegre y con sueños que acaba de mudarse a Tokio para culminar sus estudios de Moda. ¿Qué podría unir a esta singular pareja que pareciera no tener nada en común?... así es: El Teatro. Resulta que, para terminar de ser maravillosa, Saki también fue actriz desde la secundaria y le gustaría continuar (¿por qué no?) actuando en Tokio.


No pasa mucho tiempo para que Nagata escriba un texto dramático titulado “That day” (que habla sobre una ruptura de pareja, y es que esta película está llena de rupturas, no necesariamente amorosas) que él mismo protagonizará junto a Saki y Nohara.


La puesta en escena vendría a reivindicar a la vapuleada compañía teatral en la escena independiente de Tokio (eso fue otra cuestión teatral muy interesante de observar en la película ya que, también en ese país, pareciera que está de moda [a falta de un mejor nombre o al menos uno más popular] el llamado Posdrama y que, dentro de su inclasificación actual, tiene como bandera el uso de la transdisciplinariedad en sus elementos escénicos: texto, música, danza, video, etc.).


Volviendo con la compañía de Nagata, pareciera que el éxito que vive, en lugar de generarle alegría o júbilo, sólo crea inseguridad y una emoción que estará muy presente en él a lo largo de la película: ira. Tras esto lo primero que busca hacer es anular a Saki, demeritarla y quitarle importancia, para lo anterior no son necesarias las palabras: uno de los mayores actos de violencia es el silencio y Nagata lo traspola a no volver a escribir una obra dramática donde aparezca una mujer. La reacción a eso es el volver a sus trabajos escénicos conceptuales, donde sólo es acompañado de Nohara y de una muy baja cantidad de público y éxito. De nueva cuenta, lo anterior me hizo notar otro tema que es clave en las relaciones de pareja de hoy en día: la violencia.


Y es aquí donde vuelvo a traer a colación a los 'memes', estos se han encargado de que ciertas conductas (como los celos, revisar el celular mientras la pareja duerme/está distraído, prohibir a la pareja salir con ciertas personas, etcétera) sean vistas como normales e incluso graciosas, hoy en día es muy popular el término de tóxica(o) para aquel miembro de la pareja que tiene alguna de las características antes mencionadas y, a pesar de lo escandaloso que pudiera ser el hecho de que a alguien se le llamara así, se ha observado que los jóvenes lo ven como material para hacer chistes, ya sea a través de los mentados memes o incluso con playeras que tienen al centro, y de manera muy visible, esa leyenda: TÓXICA(O), como si fuera un emblema que otorga poder u orgullo a aquel que lo porta… siendo que debería generarle lo contrario y es que la violencia en la pareja es un riesgo latente, un monstruo que puede estar ahí desde el día uno pero que sólo se encuentra dormido. Y para poder observarlo, antes de que sea demasiado tarde, tenemos que estar absolutamente conscientes de lo que habita en nuestro interior, de nuestras propias fobias, domar a nuestros fantasmas, sin embargo, para siquiera pensar en ello primero tenemos que verlos de frente, estrecharles la mano y dialogar… ¿fácil?, no. 


Quizá si eso hubiera ocurrido, Nagata no hubiera arrastrado a su espiral descendente a la joven y vivaracha de Saki, pero tampoco hubiéramos tenido progresión narrativa y, por lo tanto, película, así que tenemos que agradecer que Nagata nos muestra el cómo podríamos llegar a ser si somos unos ignorantes de nuestro interior, si dejamos que la ira nos domine (cabe destacar que casi siempre es la tristeza con un disfraz muy bien elaborado… pero que finalmente no le pertenece y, en cuanto pueda, escapará de él saliendo hacia la superficie).


Lo que ocurre en la trama de la ficción es consecuente: Nagata termina, por su ignorancia disfrazada de necedad, aún más pobre, tiene que dejar su paupérrimo departamento, sin embargo, aquí cobra fuerza el personaje de Saki ya que ella lo invitará a vivir a su lado, y esa decisión sería la que terminará por cambiar el destino de la joven. Nagata continúa con su mismo modus vivendi: sin trabajar y esperando a que Saki lo mantenga (ella tiene dos trabajos) pero, a sabiendas que eso es un círculo vicioso que sólo lo hundirá más, él no toma una postura ante ello, prefiere evitarlo y no moverse de lugar, incluso cuando ese proceso va siendo cada vez más evidente ya que observamos que pasa noches sin dormir, sólo jugando videojuegos y levantándose tarde, saliendo a caminar y haciendo creer a Saki (aunque realmente es a sí mismo) que está cansado… lo que parecería el comportamiento de un patán violento (reitero, sin ser explosivo) es realmente el de un individuo que grita desde muy dentro de sí que necesita resolver sus problemas primarios emocionales. Sin embargo, Saki se presta al juego y empieza a satisfacer las necesidades de su pareja sin pensar en ella o, creyendo que, haciendo eso realmente se satisface o ayuda a sí misma.


 

VIOLENCIA SILENCIOSA

Nagata logra anular a Saki, no quiere que le guste nada más ni de Teatro, arte, personas, etc. él debe ser su mundo, sin embargo, ese mismo egoísmo lo lleva a querer mudarse (después de que le ofrecen un pequeño trabajo para escribir artículos relacionados al arte) y estar “solo” cuando le conviene, desde luego, porque en cuanto bebe vuelve cada noche a dormir con Saki. Hasta que una madrugada ella le hace saber que no es una “muñeca”. Es aquí cuando la chica iniciará su revolución por buscar el amor real con quien sí quiera dárselo (Nagata ni siquiera le daba la mano en público), y no es hasta que Nagata nota eso cuando busca conquistarla de verdad, pero solo para recuperarla o para recuperar su comodidad. Sin embargo, y de manera lamentable, también es tarde para Saki: ella ha caído en una espiral de decadencia, su aspecto no es para nada el mismo de al inicio de la película (cabe destacar que son ambiguos en cuanto al tiempo pero, en algún momento, Saki dice tener ya 27 años y se supone que al inicio estaba iniciando la carrera por lo que es probable que hayan pasado siete años), ahora luce descuidada, con hábitos negativos que mimetizó de Nagata y teniendo una mala gestión emocional.


A manera de listado me gustaría compartir las conductas de violencia que presenta nuestra pareja ficticia, pero, que son muy comunes y reales, ya que considero que podrían servir de apoyo para quien lea esto:

-Desconocimiento emocional a nivel personal, lo que genera una mala gestión de las emociones y motivos para “desquitarse” con la pareja por situaciones que son netamente propias.

-Sobajar al otro no mediante lo que se dice o hace sino por lo que no se dice ni se hace.

-Destruir algún talento de la pareja o querer frenarlo, al igual que no soportar el verla feliz a menos que sea por algo que uno mismo haya generado.

-Chantaje en cualquier nivel.

-Mimetizar conductas negativas de la pareja.



 “NO HICISTE NADA MALO, PORQUE NUNCA CAMBIASTE”

La pareja puede llegar a convertirse en una enfermedad, una que quizá sentimos incurable, pero, con las herramientas adecuadas y con las más saludables, se puede dejar ir y continuar con nuestro proceso personal. Nagata ya había enfermado demasiado a Saki, sin embargo, ella logra alejarse de él (creyendo que Tokio es lo que la enferma), regresa a casa y recobra su energía, vitalidad y por ende belleza interna. En ese tiempo, Nagata no se mueve del mismo lugar (de manera real y metafórica) y no es hasta el final cuando tiene un momento catártico encontrando el viejo libreto que usaba Saki para "That day"donde lee un apunte de su exnovia que dice: “Nagata es genial”… eso lo hace al fin darse cuenta de que él acabó con una chica que tenía todo para continuar con sus sueños y metas. La escena cúspide vendrá unos momentos antes del final (no daré adelantos inesperados) cuando ambos empiezan a leer la obra y ven que empata con la realidad que están viviendo y, después de un momento, cada uno empieza a generar sus propios diálogos a manera de confesiones… los más poderosos salen de la boca de Saki, misma que finalmente consiguió hacer consciencia de sí misma y de esa manera poder observar a la realidad de manera objetiva; el cómo fue realmente estar con Nagata y lo negativo que provocaba en ella. Y así se lo hace saber al confesarle que, al conocerlo, le ayudó a ella el hecho de que él fuera miserable, de esa manera ella no se sentiría así en una ciudad nueva y abrumadora como lo es Tokio y da la última apostilla al perdonarlo y señalar que él no fue el culpable, que ella era la que se exigía mucho por desear avanzar, crecer, superarse, adaptarse y quizá ir más rápido de lo que podía en una ciudad nueva. Tras eso da el último golpe y finalmente lo (nos) desarma diciéndole: “No hiciste nada malo… porque nunca cambiaste”.


¿Cuántas veces no hemos querido hacer que una relación funcione a la fuerza?, ¿no nos hemos sentido poca cosa como individuos y, por ende, queremos que nuestra pareja se sienta aún menos que nosotros y por eso actuamos como lo hacemos?, ¿no sería todo diferente si pudiéramos realmente escuchar con atención a nuestro interior?, nuestras necesidades reales,  no buscar amoldar a una persona sino aceptarla con sus cualidades, virtudes, vicios y defectos, ¿no sería mejor buscar sanar antes de continuar otra relación o lastimar más la que ya tenemos?, mejor enfocarnos en trabajar realmente nuestro yo, ¿no estamos equivocándonos justo ahora?... por favor, piénsenlo… de cualquier manera no le deseo a nadie que, tras muchos años en una relación, se dé cuenta que realmente no hizo nada por sí mismo o por la persona que creía amar, porque nunca se movió del mismo lugar y sólo permaneció todo el tiempo observando... como en una obra de Teatro.




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