"Kiki: Entregas a domicilio" o el amor como la fuerza más poderosa (PARTE I)
El Dr.
José Luis García Barrientos sitúa al comentario entre la crítica y la lectura
(CRÍTICA – COMENTARIO – LECTURA) y lo exhorta a que esté más con la humildad
que caracteriza en sí al acto de leer y la “buena fe” con que en él se asume la
subjetividad o la parcialidad de la experiencia (Barrientos, 2012). Así que yo,
teniendo como fundamento esta premisa, los invito a que lo que están por leer
sea tomado como eso; un acto de “buena fe” lleno de subjetividad, quizá
disfrazada de objetividad, con el que pretendo brindar una suerte de análisis,
como gustan denominar los ingleses y alemanes, a una producción cinematográfica.
Aclarado esto… comencemos.
Los
géneros dramáticos en occidente nacen con la Tragedia y la Comedia, el primero
nos habla del viaje de un héroe/heroína en el cual se encontrará con su
inevitable destino y terminará irremisiblemente con la muerte (social o
física), reconoce valores absolutos (amor, verdad, justicia, ética, etc.) y asume
la incompetencia humana ante tales valores, por ello es necesaria la muerte del
protagonista; ya que sólo de esa manera
se podrá educar al espectador y provocar la tan esperada khátharsis, o
purificación, ya sea con la sublimación o con el sucumbir del héroe/heroína
trágico(a). Contrario a esto nos encontramos con la Comedia, considerada desde
sus orígenes como género menor, al imitar a “los viles y malos (…) la
parte correspondiente a lo ridículo. Y es lo ridículo una cierta falla y
fealdad sin dolor y sin grave perjuicio” (Aristóteles, La Poética),
es decir, si la Tragedia busca la catarsis a partir del dolor y las lágrimas la
Comedia la encontrará en la señalización de un vicio de carácter (personaje enojón,
borracho, desconfiado, lascivo, etc.) para, a partir de la ridiculez que se
genera en sí mismo por su existencia, que la risa funcione como una herramienta
pedagógica que aparece a partir de la identificación del espectador con los
defectos (vicios) del personaje.
Si en el
siglo XXI no encontramos géneros puros, mucho menos en una producción
cinematográfica de 1989, empero, hay que recordar que en occidente la manera de
contar historias nace, de manera teorizada o mejor estructurada, en el siglo IV
a.C. con “La Poética” de Aristóteles, cuyos preceptos sobre la manera de
escribir son, incluso hoy en día y a pesar del reniego de muchos artistas
contemporáneos y/o posmodernos, la base para el Teatro y, por ende, para el
Cine.
Y aquí es
donde entra nuestra querida Kiki; una brujita que recién acaba de cumplir los
13 años y, por lo tanto, debido a una vieja tradición debe embarcarse en un
viaje hacia otra ciudad, acompañada de su gato negro Jiji, para continuar con
su preparación como hechicera.
Kiki reaccionando tras escuchar el pronóstico del clima |
La
premisa del argumento en apariencia es sencilla y es evidente encontrar el primer
choque de fuerzas: Lo nuevo (Kiki) contra lo viejo (la tradición),
sin embargo; Dios se esconde en los pequeños detalles y una
característica de las películas con “argumentos sencillos” de Studio Ghibli
(tales como “Porco Rosso” (1992), “Susurros del corazón” (1995), por mencionar
algunas) es traspolar con un realismo plausible la humanidad y las vivencias,
así sean sumamente cotidianas, del personaje principal con la finalidad de que
el público pueda generar empatía inmediata y, en el caso de Kiki, no es la
excepción; desde los primeros minutos la cinta consigue atrapar al espectador ante
la expectativa del resultado, que en esencia parecería catastrófico, del viaje
de la brujita ya que se nos presenta a una Kiki impulsiva, pasional, regida por
sus emociones y no por la razón. Lo anterior queda de manifiesto en la escena
donde se despide de su familia y amigos para partir hacia su travesía, y ahí es
cuando la vemos volar por primera vez en su escoba; de nueva cuenta tenemos un
enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo teniendo especial
incidencia en la experiencia y la inocencia: La madre de Kiki le
sugiere que mejor lleve su escoba, a lo que Kiki exclama: “(…) pero tu escoba
es tan vieja” y su madre le responde: “Sí, por eso es tan buena, ha volado
tanto que puedes confiar en ella incluso en una tormenta”. Kiki expresa que se
esforzó mucho haciendo su propia escoba, incluso buscará apoyo en su gatito Jiji
pero éste, al poseer la sabiduría de un gato “mágico” o quizá sólo por temor,
le dice que elija la de su madre, Kiki acepta a regañadientes y se dispone a
partir haciéndolo de manera impetuosa; en lugar de tener paciencia y dejar que la
magia fluya por sí misma prefiere golpear a la escoba, que apenas se elevaba,
lo que provoca que salga disparada por los aires en un vuelo tortuoso y
golpeando a tres árboles, ante lo cual su madre exclama: “Vuela tan mal como
siempre”, esto nos deja claro que no es un problema con la escoba sino un
problema con Kiki, quien aún se deja sobrepasar por el ímpetu juvenil de la
inexperiencia, la inocencia y la inmadurez.
El vuelo impetuoso de la brujita |
A partir
de aquí inicia el viaje físico y metafórico de la brujita y también es aquí donde
me arriesgo a situar al filme de Miyazaki dentro del género (o subgénero,
dependiendo de qué tan puristas sean) coming-of-age, estoy consciente
que no cumple con todas las características, empero, recordemos que tras los 70s
inicia la era del post todo en el arte por lo tanto es muy común la
hibridación de géneros, volveremos a este punto en breve.
Ahora analicemos
el peregrinar de nuestra heroína usando como base el “Ciclo del viaje del héroe”
del escritor Chris Vogler:
Notemos
que Vogler divide en varias partes al ciclo del viaje del héroe/heroína, vayamos
de lo general a lo particular; primero en dos (Mundo Conocido y Mundo
Desconocido) y a su vez en tres Actos siguiendo la estructura narrativa sugerida por
Aristóteles (estoy seguro de que los adeptos al Teatro disfrutarán eso tanto
como yo) y, finalmente, el todo es dividido en 12 partes: 1.- Mundo ordinario,
2.- Llamado a la aventura, 3.- Rechazo al llamado, 4.-Encontrar al mentor, 5.-
Cruzando el límite, 6.- Pruebas, aliados y enemigos, 7.- El advenimiento, 8.-
Prueba, muerte y renacimiento, 9.- Recompensa, 10.- El camino de regreso, 11.-
Resurrección, 12.- El regreso.
Kiki después de ver el esquema de Vogler |
No se dejen
confundir por los títulos de las 12 partes, en este ejemplo se usa en el punto
12 al “elixir” como resultado físico final del viaje del héroe y, en el caso de Kiki,
encontraremos que éste es más metafórico. A continuación comparto el ciclo del
viaje de Kiki:
Regresando
al género coming-of-age (o Bildungsroman en literatura) éste se
enfoca en la travesía de un personaje, que normalmente es adolescente, y en el
proceso de madurez psicológico y moral que vivirá a lo largo de la ficción. El
personaje en cuestión es sensible y sale al mundo a encontrar respuestas de la
vida, con la esperanza de que así podrá ganar experiencia. El fin último es la
madurez, misma que el protagonista irá ganando con dificultad, a veces éste
tiene problemas con la sociedad a la que se enfrenta, pero al final es aceptado
en ella, no comete más errores e incluso puede incidir positivamente con su
madurez y ser un ejemplo para seguir.
Todo lo anterior
lo encontramos en la historia de Kiki:
1.- Tiene
13 años.
2.- Su
psicología del final es diametralmente opuesta a la que muestra al inicio.
3.- Es
sumamente sensible, podemos observar cómo sus emociones la gobiernan al inicio.
4.- Su
entrenamiento inicia como una mera tradición, pero, cuando al fin reflexiona al
respecto, se da cuenta de la profundidad que realmente tiene éste en su
existencia.
5.- Kiki
madura, o sigue en el proceso de hacerlo, la carta hacia sus padres es un ejemplo: “(…)
a veces me siento triste… pero me encanta esta ciudad”. Kiki ya entiende que crecer no es sencillo ni un juego, sin embargo, no es fatalista y sabe equilibrar, de madera
racional, los alicientes que la hacen seguir adelante (su servicio de entregas
en la ciudad, por ejemplo).
6.- Cuando
Kiki llega a la ciudad es reprendida por la policía por volar sin precaución y las
personas, incluyendo a los amigos de Tombo, la ven como un “bicho raro”,
después de que lo salva del accidente con el dirigible es aplaudida y en el
epílogo podemos ver cómo se ha vuelto un símbolo (una niña sale vestida como
ella, con todo y escobeta) que se convierte en un pilar de su sociedad y es un
ejemplo a seguir.
Al final Jiji no volvió a hablar, pero Kiki tuvo la madurez para aceptar esa situación |
Y es con esta analogía con la que culmino la primera parte del comentario acerca de la película "Kiki: Entregas a domicilio" (Miyazaki, 1989), mismo que se enfoca en la acción. En la siguiente publicación abordaré el análisis del tiempo, espacio, los temas, las fuerzas que convergen, el tema central del filme, algo de semiótica y un análisis minucioso de los personajes. Espero lo hayan disfrutado hasta ahora, nos leemos pronto.
Jiji sorprendido porque lo analizaré |
* * *
Muy bueno, me gustó muchísimo ;)
ResponderBorrarMuchas gracias, qué bueno que lo disfrutaste. : )
BorrarWoooow !!! Buenisimo!!! Me encanta tu forma de analizar! Tremendazo con el esquema de Vogler ❤️
ResponderBorrarGracias por tus comentarios y por haber leído el análisis, los aprecio en verdad. : )
BorrarEsta es sin duda mi película favorita del estudio, ya leo la segunda parte del análisis y te dejo mi opinión completa.
ResponderBorrarLa espero ansioso, gracias por leerlo.
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